
Estos estereotipos determinan la vida de los niños y niñas, marcando aspectos tan cruciales como sus formas de pensar, de actuar, de hablar, de relacionarse, de jugar y divertirse.
- Las expectativas de los adultos sobre el comportamiento de los niños y las niñas. Los adultos de manera inconsciente tienen expectativas concretas y muy diferentes sobre el comportamiento que deben tener los niños y las niñas según su género. La forma de tratar a los niños y las niñas tiene sutiles diferencias, así como lo que se espera de unos y otras.
- La presión de los iguales. Los iguales también contribuyen al proceso de socialización y a la transmisión de los estereotipos de género. Son los propios niños y niñas los que asumen y defienden acérrimamente los estereotipos que les han inculcado los adultos, y aquel que no se comporte como los estereotipos marcan, será tachado y considerado como un bicho raro.
- Los medios de comunicación. El poder de los medios de comunicación es inmenso, y a través de programas, series y anuncios, se transmite una imagen de cómo deben comportarse y cómo deben ser hombres y mujeres. De manera inconsciente los niños y niñas integran de modo natural los comportamientos atribuidos a cada sexo.
- Los libros de texto escolares son otro medio de transmisión de estereotipos. Se está avanzando mucho en este sentido, pero aun así todavía podemos encontrar libros donde las alusiones a la mujer, al hombre, y al papel social de cada sexo, están marcados siguiendo los estereotipos tradicionales.
- Entre las vías de transmisión más importantes no podemos olvidar los cuentos tradicionales, en los que se encuentra específicamente señalado el rol que cada uno de los géneros debe desempeñar.
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